
* Hay en los hechos una reconversión, los efectos de la pandemia del Covid-16, así como el conflicto armado en Leonardo Bravo son mínimos
En el caso de Guerrero, la producción de amapola se redujo de manera importante debido a tres factores principales; la caída en los precios a partir de la aparición de la droga sintética conocida como Fentanilo, la campaña permanente que el Ejercito Mexicano realiza para destruir y cultivos ilegales, más la puesta en marcha de programas oficiales, como Sembrando Vida y el que garantiza la compra de maíz a pequeños productores.
Aunque hay otros factores como el cierre de los caminos propiciado por la pandemia del Covid-19, incluso un conflicto entre grupos de civiles armados, dichos problemas no han tenido un peso definitivo en la siembra, cultivo y comercialización de la amapola.
De acuerdo con habitantes de la sierra de municipios como Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo, el precio de la amapola se cayó en forma drástica desde 2018, cuando en Estados Unidos apareció en escena una droga sintética conocida como el Fentanilo, la cual de primera instancia tuvo los mismos efectos, pero era mucho más barata que la heroína mexicana.
La irrupción de la nueva droga generó mucho desánimo entre los amapoleros de la Sierra, que es la zona de mayor producción en el estado de Guerrero.
“La mayoría solamente sacaba los gastos de inversión y en muchos casos ya ni eso”, señala un campesino de Leonardo Bravo, consultado telefónicamente.
Otro de los asuntos que perjudicaron la producción fue la campaña permanente que el Ejército realiza en la Sierra, pues señalan: “llegan batallones completos a destruir los plantíos, hacen un primer recurrido en una zona, a los 30 días vuelven a pasar y para el mes siguiente realizan otro repaso, sino cortaron en la primera, la localizan en la segunda y hasta en la tercera, pues ya no queda mucho que se pueda recuperar”.
El cierre de caminos impuesta por las comunidades, a partir de la pandemia del Covid-19 complicó el tema de trasiego, pero los productores consultados refieren que la situación era grave desde antes.
“La gente aquí no tiene dinero, en las cosechas pasadas hubo muy poco y los que alcanzaron a vender su amapola, aunque sea a bajo precio lo utilizaron para comer, ya no tienen para volver a sembrar”, señala uno de los afectados.
Aunque desde hace ya casi tres años existe un conflicto armado que mantiene bajo control el corredor que va de Xochipala hacia Filo de Caballos, en realidad no ha tenido una incidencia determinante para la reducción de la siembra y comercialización de la amapola.
El conflicto entre supuestas células del Cártel del Sur y del Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG) involucra no más de 20 comunidades de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo, cuando la Sierra está comprendida por más de 600 pueblos de por lo menos 12 municipios.
Los programas sociales sí impactan
De acuerdo con autoridades de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo, que solicitan que sus identidades se mantengan bajo reserva.
La caída en los precios de la amapola, así como la campaña permanente por la erradicación de los cultivos ilegales, ha motivado que un número importante de productores canalicen sus esfuerzos hacia los programas oficiales, de tal suerte que han iniciado un proceso de conversión en sus actividades.
Por ejemplo, en Tepozonalzo, comunidad en donde se presumía que estaba oculto Isaac Navarrete Celis, mejor conocido bajo el alias de “El Señor de la I”, los habitantes ya optaron por sembrar aguacate y maguey mezcalero.
De acuerdo con Iván Hernández Díaz, subdelegado regional de la Secretaría de Bienestar, programas como Sembrando Vida han captado la atención de una gran cantidad de productores, que además de reforestar han recurrido a la siembra de árboles frutales.
Incluso, en la zona de los Pueblos Santos, ubicados en la parte alta de Chilpancingo, muchos campesinos le apostaron de lleno a la siembra de maíz, pues les convino más el precio de 5 mil 600 pesos por tonelada ofrecido por el Gobierno de la República.
En Guerrero hay 50 mil hectáreas consideradas para el programa de Sembrando Vida, la Sierra de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo, al igual que la parte alta de la región Montaña llevan un trato preferencial.
Facebook
Twitter
YouTube
RSS